Este pequeño volumen testimonial narra la vivencia de siete días en el Monasterio de Santo Domingo de Silos, Burgos, Castilla y León. Hacía cuarenta años que había estado como huésped allí, en tiempos de mucha inquietud espiritual. Volver, seguir los ocios de los monjes, en ese lugar histórico de siglos de oración y trabajo, ha sido una de las experiencias más bellas, profundas y trascendentes para mí.
Una semana en aquel monasterio benedictino, con uno de los claustros románicos más hermosos y representativos de la España medieval, relacionado con el origen de la lengua castellana -las Glosas Silenses-, con su ciprés de Silos, árbol centenario cantado por el poeta español Gerardo Diego, ha significado un aprendizaje de vida en el camino de la poesía y de la búsqueda espiritual. Es lo que he querido conservar y compartir aquí.