Un espacio tan aséptico y neutral como la terminal de un aeropuerto es el escenario de esta obra de teatro. En ella se encuentran cuatro personajes (José, Madeleine, El barman y El hombre del perro) quienes, de pronto, sienten que sus vidas se entrelazan del mismo modo que los hacen las rutas aéreas según rezan los altavoces de la terminal con vuelos que despegan, aterrizan, pasan de largo e incluso vuelos que se acaban de estrellar. Como se ha estrellado el avión que tenían previsto tomar José y Madeleine: él, para resolver o enturbiar aún más sus problemas matrimoniales; ella, para adoptar un niño en un lejano país.
Inscrito en un espacio onírico, superrealista, en el que las conversaciones se remiten a algo que desconocemos, aunque enseguida entendemos, pero que permanecerá desconocido, "Terminal" es una propuesta teatral que parte del absurdo. Absurdo en sus diálogos, como reflejo de los hombres y mujeres que viajan sin sentido, que cruzan cargados de equipaje o que serpentean por unos pasillos creados por cintas de colores y movidos, la mayoría, por motivos triviales. Y así, a diario, a centenares, a miles, dirigiéndose hacia las puertas que se les indica desde un altavoz.
Altavoz desde el que, en cualquier momento, en lugar de esas frías retahílas de horas y vuelos, y de fondo una música ambiental, puede surgir una melodía cálida y una letra cargada de sentido...