La transfusión de sangre y productos derivados de la misma es parte esencial de la medicina, tanto en la práctica clínica como en la quirúrgica. Desde su introducción en el armamentario terapéutico esta modalidad ha salvado a miles de seres humanos. Al paso de los años se ha conocido cada vez más de su impacto en diferentes escenarios fisiopatológicos y en los eventos adversos asociados a su uso, lo que ha condicionado una serie de reglamentaciones y disposiciones médicas y legales para su obtención, procesamiento, distribución y administración.